<p>No será la primera ni la última vez que declare que el grupo Mecano ha sido vital en mi vida. Sobre todo desde el año 1982, cuando los vi por primera vez con ocho años recién cumplidos en el mítico parque de atracciones Tívoli World de Benalmádena, hasta 1992, momento en el que mi ingreso en la facultad hizo que mi enfermiza obsesión, que rayaba el paroxismo, comenzara a disminuir y empezase a descubrir otros grupos que también se convirtieron en obsesión. Lo normal. <strong>Siempre he pensado que la experiencia y el </strong><i><strong>affaire </strong></i><strong>con los productos pop, como es el caso que nos ocupa, han de estar protagonizados por un rabioso espíritu </strong><i><strong>teenager</strong></i>en su máxima expresión. Incluso aunque tengas 50 años. </p>
Siempre he pensado que la experiencia y el affaire con los productos pop, como es el caso que nos ocupa, han de estar protagonizados por un rabioso espíritu teenager
<p>No será la primera ni la última vez que declare que el grupo Mecano ha sido vital en mi vida. Sobre todo desde el año 1982, cuando los vi por primera vez con ocho años recién cumplidos en el mítico parque de atracciones Tívoli World de Benalmádena, hasta 1992, momento en el que mi ingreso en la facultad hizo que mi enfermiza obsesión, que rayaba el paroxismo, comenzara a disminuir y empezase a descubrir otros grupos que también se convirtieron en obsesión. Lo normal. <strong>Siempre he pensado que la experiencia y el </strong><i><strong>affaire </strong></i><strong>con los productos pop, como es el caso que nos ocupa, han de estar protagonizados por un rabioso espíritu </strong><i><strong>teenager</strong></i>en su máxima expresión. Incluso aunque tengas 50 años. </p>
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