El colectivo El Salvador Elkartasuna explica que, ante la acelerada desaparición del nahuat por la muerte de sus últimos hablantes, se volvió urgente crear una generación de relevo que mantuviera la lengua viva. “Era necesario formar nuevos nahuaparlantes que sustituyeran a la actual”, señala la organización. Saúl Méndez Colaborador Una nueva generación de niñas y …
La entrada PRO-VIDA acompaña la enseñanza del nahuat en comunidades de Santa Catarina Masahuat aparece primero en Diario Co Latino. El colectivo El Salvador Elkartasuna explica que, ante la acelerada desaparición del nahuat por la muerte de sus últimos hablantes, se volvió urgente crear una generación de relevo que mantuviera la lengua viva. “Era necesario formar nuevos nahuaparlantes que sustituyeran a la actual”, señala la organización. Saúl Méndez Colaborador Una nueva generación de niñas y …
La entrada PRO-VIDA acompaña la enseñanza del nahuat en comunidades de Santa Catarina Masahuat aparece primero en Diario Co Latino.
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El colectivo El Salvador Elkartasuna explica que, ante la acelerada desaparición del nahuat por la muerte de sus últimos hablantes, se volvió urgente crear una generación de relevo que mantuviera la lengua viva. “Era necesario formar nuevos nahuaparlantes que sustituyeran a la actual”, señala la organización.
Saúl Méndez
Colaborador
Una nueva generación de niñas y niños busca revitalizar el náhuat pipil, una lengua ancestral hablada hoy por menos de un centenar de personas en El Salvador y en peligro de extinción. En el cantón El Matazano, a ocho kilómetros de Santa Catarina Masahuat, los pequeños de entre 3 y 5 años aprendieron la siembra de maíz y frijol con prácticas ancestrales, así como la preparación del atol de elote. Todo ocurre mientras se sumergen en la lengua a través de la metodología de “inmersión lingüística”. Con cada palabra aprendida, se convierten en el último bastión de una tradición que se niega a desaparecer.
La Cuna Náhuat es un programa de inmersión lingüística dirigido a niñas y niños nativos de Santo Domingo de Guzmán y Santa Catarina Masahuat. Su objetivo es revitalizar el nahuat o pipil, última lengua originaria que sobrevive en El Salvador. La iniciativa cuenta con el respaldo de la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA, el Colectivo El Salvador Elkartasuna, el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Villava Atarrabia.
El náhuat se encuentra en severo peligro de extinción, hoy lo hablan menos de 100 personas, en su mayoría adultos mayores que viven en condiciones de pobreza extrema. De las ocho lenguas indígenas que existieron en el territorio al momento de la Conquista y la Colonia (chortí, pokomame, lenca, cacaopera, chorotega, pipil, xinca y quiché), el náhuat es la única que permanece, aunque su transmisión intergeneracional se interrumpió hace décadas. Según la UNESCO, su vitalidad es casi nula.
El colectivo El Salvador Elkartasuna explica que, ante la acelerada desaparición del nahuat por la muerte de sus últimos hablantes, se volvió urgente crear una generación de relevo que mantuviera la lengua viva. “Era necesario formar nuevos nahuaparlantes que sustituyeran a la actual”, señala la organización.
Con ese objetivo nació en 2010 el programa de inmersión lingüística Cuna Nahuat, dirigido a niños en edad preescolar. La primera escuela se fundó en Santo Domingo de Guzmán, Sonsonate, el municipio con mayor número de hablantes del idioma en el país, lo que permite que los pequeños utilicen la lengua también fuera del aula.
Hasta 2016, más de 250 niñas y niños habían pasado por la Cuna Nahuat, adquiriendo el idioma de manera natural gracias a sus maestras nativas nahuaparlantes, conocidas como natzin, o “madres educadoras”.

Los recorridos comunitarios son un pilar en la metodología de enseñanza, pues permiten que el aprendizaje del náhuat se vincule con la vida cotidiana. En la más reciente jornada, los niños visitaron reservorios de agua de la comunidad, espacios destinados a la recreación y que, en la cosmovisión indígena, representan un elemento sagrado al que se rinde homenaje en ceremonias ancestrales.
De esta manera, la enseñanza del idioma se entrelaza con la cultura y la naturaleza. Las maestras nahuaparlantes explican que el propósito es que la niñez se acerque a la lengua materna de sus nanas y tatas: el nahuat de los pueblos originarios de El Salvador.
El método de enseñanza comienza desde el momento en que los niños llegan al aula: se les invita a hablar en nahuat, aprendiendo palabras relacionadas con colores, objetos, flores, ropa, familia y animales. “No usamos escritura, pero sí aplicamos la currícula del Ministerio de Educación para que los niños aprendan a pintar, recortar papel, crear chibolas y trabajar con colores”, explican las natzin.
Los niños de entre 2 y 5 años también aprenden a través de canciones en nahuat, bailes y juegos dirigidos o libres, que estimulan su imaginación y fomentan el conocimiento del idioma mientras las maestras los observan y acompañan.
El aprendizaje se extiende más allá del aula: los pequeños han visitado lugares como Joya de Cerén, el Parque de los Volcanes en Izalco, el Museo Tin Marín, la Biblioteca Nacional y el Planetario, combinando la experiencia cultural con la práctica del idioma.
Además de los avances lingüísticos, la Cuna Nahuat ha tenido un impacto profundo en la revalorización de la identidad indígena dentro de la comunidad.
Líderes del proyecto recuerdan que, cuando comenzó en 2010, encontraron resistencia. “Muchos consideraban un error revitalizar el nahuat, porque para ellos la lengua y lo indígena en general representaban un pasado al que no querían volver”, explican.
La oposición fue fuerte. Sin embargo, al cabo del primer año, las mismas familias que rechazaban la iniciativa llegaron a inscribir a sus hijos. Hoy, la percepción ha cambiado, la mayoría de la población manifiesta con orgullo su pertenencia indígena. Ese sentido de identidad y de pertenencia, subrayan, es condición indispensable para que cualquier proceso de revitalización lingüística tenga éxito.
Los resultados alcanzados han sido reconocidos más allá de la comunidad. El Ministerio de Educación cataloga la Cuna Nahuat como un proyecto exitoso, y la UNESCO lo ha señalado como un ejemplo de buenas prácticas de revitalización lingüística. Aun así, el programa ha enfrentado un obstáculo constante: la falta de financiamiento estable, que amenaza su continuidad.
Pese a ello, la Cuna Nahuat no ha cerrado sus puertas desde 2010. Su permanencia ha sido posible gracias al compromiso de las madres educadoras, el apoyo de las familias, la comunidad y aliados estratégicos como la Asociación PRO-VIDA, que acompaña los esfuerzos por recuperar el nahuat como lengua materna en este pueblo originario del occidente del país.
Eduardo Alfonso González, gerente de Gestión Integral de Riesgos y Cambio Climático de la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA, explicó que actualmente ejecutan el proyecto “Fortalecimiento y Revitalización del Idioma Nahuat” en el occidente del país.

El rescate de la lengua materna se realiza en tres municipios de Sonsonate: Santo Domingo de Guzmán, Santa Catarina Masahuat y Nahuizalco, donde funcionan tres sedes bajo el nombre de Cuna Nahuat. “Con la iniciativa de la Universidad Don Bosco trabajamos con niños y adolescentes en dos modalidades, matutino y sabatino, para que la lengua materna de estas comunidades originarias nahua-pipil no se pierda”, afirmó González.
PRO-VIDA, que cumplirá 41 años en octubre de 2025, ha dedicado 18 de ellos a ejes estratégicos como el acceso al agua como derecho humano, métodos innovadores de agricultura, gestión del riesgo y organización social.
“Nacimos en 1984, en el contexto del conflicto armado, cuando un grupo de personas observó la difícil situación de la población, especialmente de niños y niñas. Creamos un refugio para protegerlos, y apenas era el comienzo para la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA”, recordó María Rudecinda Orellana, directora ejecutiva de la organización.
El devenir de un pueblo a través de su lengua
Los pipiles llegaron a lo que hoy es El Salvador entre los años 800 y 1300 d.C., migrando desde México para huir de la tiranía tolteca. En Centroamérica, únicamente sobreviven, de forma precaria, los pipiles de El Salvador. Los asentamientos pipiles en Guatemala y Nicaragua desaparecieron bajo el dominio español, y no existen descendientes que reivindiquen esa herencia.
La decadencia del pueblo pipil continuó durante la colonia y la república. El mestizaje forzado y la expropiación de tierras comunales para el cultivo del café sumieron a los indígenas en la extrema pobreza.
La represión alcanzó su punto máximo el 22 de enero de 1932, cuando miles de indígenas y campesinos fueron masacrados durante un levantamiento que buscaba recuperar tierras y mejorar sus condiciones de vida. Tras la masacre, el dictador Maximiliano Hernández Martínez prohibió el uso del nahuat, asociándolo con la rebelión. Hablar pipil se convirtió en sinónimo de subversión y comunismo, interrumpiendo la transmisión de la lengua a nuevas generaciones.
Hoy, el nahuat es un idioma al borde de la desaparición. La UNESCO exhorta a realizar esfuerzos sostenidos para su recuperación y salvaguarda como parte del patrimonio cultural de El Salvador.
Nacionales archivos – Diario Co Latino