“Ecopetrol se está quebrando por seguir amarrada al petróleo”. La rotundidad de la frase del presidente Gustavo Petro, en entrevista con el periodista Daniel Coronell, ha caído como un mazazo sobre la principal compañía de Colombia. Aunque la situación financiera de la petrolera estatal no es ideal, nadie se había atrevido a dar un diagnóstico tan crudo. La mayoría de los expertos, sin embargo, han salido al paso a matizar sus palabras: la crisis de liquidez, con el barril rondando los 60 dólares, es evidente, pero su trayectoria está lejos de caer en la debacle. Juan Carlos Echeverry, expresidente de la compañía, ha señalado que el comentario es una “vulgar mentira”.
La ingeniera de petróleos Brigitte Castañeda resume que la frase del mandatario es, cuando menos, irresponsable: “Como presidente y representante del socio mayoritario, que es el Estado, da unas pésimas señales a los inversores”. De hecho, la desconfianza ya lleva un tiempo extendiéndose como una mancha de aceite. Castañeda recuerda que el precio de la acción de la petrolera en la Bolsa de Valores de Colombia pasó de 2.400 pesos en 2024 a 1.800 en este momento. En el parqué de Nueva York las cosas no mejoran. En los últimos cinco años la cotización ha caído un 33%, en contraste a otros casos como el de la brasileña Petrobras.
Queda claro que, aunque la compañía más grande del país no se halla al borde del colapso, los problemas de liquidez y la caída del 22% en su utilidad neta en el primer semestre, frente al mismo ejercicio de 2024, empiezan a mover las fichas del dominó. “La empresa está desembolsando los remanentes que traía desde hace décadas. Se está gastando 6.000 millones de dólares anuales, que es casi el presupuesto total de Medellín, y en paralelo no presenta un hallazgo de un pozo importante desde hace casi 40 años. Es como recibir una herencia y dedicarse a gastarla sin reponer un solo peso”, aquilata el ingeniero de petróleos Juan Gonzalo Castaño.
Para el exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, el presidente Petro “está pensando con el deseo”. En su opinión, el mandatario es el principal responsable de inducir el marchitamiento gradual de la marca de la iguana. “Con decisiones como el descarte de la firma de nuevos contratos de exploración, junto con los nuevos gravámenes impositivos y las trabas impuestas a la industria de los hidrocarburos, sus palabras no pasan de ser una especie de profecía autocumplida”, concluye Acosta.
Ante los riesgos, agravados por la devaluación del cambio del dólar, un grupo de exgerentes y otros expertos enviaron una carta a la Procuraduría para alertar sobre los riesgos de detrimento patrimonial en uno de los últimos movimientos de la compañía dirigida por el ingeniero Ricardo Roa Barragán. Se trata de la posible venta de la participación de Ecopetrol en un negocio que tiene desde 2019 con la Oxy en la cuenca de Permian (Texas). Para los más de 70 firmantes, la decisión tendría consecuencias nefastas: se trata de un yacimiento no convencional que aporta un 15% de la producción total de crudo (o el 11% de reservas). Y a diario suma 6,3 millones de barriles de petróleo y 25,39 millones de metros cúbicos de gas natural.
Gustavo Petro mencionó el asunto durante la entrevista con Coronell. Dijo, a grandes rasgos, que era un negocio ruinoso, porque se trata de unos campos con más gas barato que petróleo, y los costos de producción terminan por encoger los beneficios. “Le metieron dos veces conejo a Colombia”, sentenció el presidente. Juan Gonzalo Castaño asegura que el contrato no es tan catastrófico como lo pinta el presidente, ni tampoco tan favorable como sostienen los signatarios de la carta. “Ecopetrol ha asumido una carga financiera significativa, llegando a cubrir casi el 87% de la inversión total, incluyendo el 75% que correspondía a su socio. Esto implicó un pago inicial cercano a 750 millones de dólares en efectivo”.
Durante los últimos dos años, además, la rentabilidad ha caído: “Los márgenes se están volviendo muy pequeños. A pesar de producir más de un año a otro, la utilidad reportada por Ecopetrol en 2024 se redujo casi un 48% respecto a 2023. Esto indica mayores costos o menor eficiencia. En 2023, el retorno sobre capital invertido fue de alrededor del 9%, mientras que en 2024 cayó al 6%. El margen de ganancia por barril también bajó de casi 10 dólares a 5,2”, detalla el ingeniero de petróleos, que trabajó durante dos décadas en la compañía estatal.
El jefe de investigaciones en renta variable de BTG Pactual, Daniel Guardiola, opina, por el contrario, que Permian es un activo fundamental para la compañía. Recuerda que, cuando la empresa aterrizó en Texas, la producción era de cero barriles. “Seis años después, produce 115.000 diarios. Se trata de una serie de campos que generan para Ecopetrol un EBITDA [un indicador del flujo operativo] de mil millones de dólares al año, en una de las cuencas más rentables del mundo en petróleo no convencional. Lo digo con cifras: el costo para extraer un barril del subsuelo es de 5 dólares, mientras que en Colombia asciende a 12 o 13 dólares”.
Y aunque los responsables de la empresa han afirmado en sus informes operativos y de gestión que el plan para ahorrar recursos ha sido relevante, Juan Gonzalo Castaño señala que es solo un asunto cosmético. Según él, los costos en Ecopetrol se han elevado por la expansión de su aparato administrativo y salarial. Hoy, la empresa cuenta con más de 18.000 empleados directos, en una plantilla que destaca por ofrecer buenos sueldos. Para rematar, se suman asuntos de clientelismo y cuotas políticas que suelen pasar desapercibidos para la mayoría: “Un dato adicional muy preocupante es que existe una nómina de contratistas que, en períodos electorales como el que se avecina, puede llegar a las 200.000 personas”.
Un grupo de exgerentes de la compañía alerta contra la venta de la participación en la cuenca Permian, en Texas
“Ecopetrol se está quebrando por seguir amarrada al petróleo”. La rotundidad de la frase del presidente Gustavo Petro, en entrevista con el periodista Daniel Coronell, ha caído como un mazazo sobre la principal compañía de Colombia. Aunque la situación financiera de la petrolera estatal no es ideal, nadie se había atrevido a dar un diagnóstico tan crudo. La mayoría de los expertos, sin embargo, han salido al paso a matizar sus palabras: la crisis de liquidez, con el barril rondando los 60 dólares, es evidente, pero su trayectoria está lejos de caer en la debacle. Juan Carlos Echeverry, expresidente de la compañía, ha señalado que el comentario es una “vulgar mentira”.
La ingeniera de petróleos Brigitte Castañeda resume que la frase del mandatario es, cuando menos, irresponsable: “Como presidente y representante del socio mayoritario, que es el Estado, da unas pésimas señales a los inversores”. De hecho, la desconfianza ya lleva un tiempo extendiéndose como una mancha de aceite. Castañeda recuerda que el precio de la acción de la petrolera en la Bolsa de Valores de Colombia pasó de 2.400 pesos en 2024 a 1.800 en este momento. En el parqué de Nueva York las cosas no mejoran. En los últimos cinco años la cotización ha caído un 33%, en contraste a otros casos como el de la brasileña Petrobras.
Queda claro que, aunque la compañía más grande del país no se halla al borde del colapso, los problemas de liquidez y la caída del 22% en su utilidad neta en el primer semestre, frente al mismo ejercicio de 2024, empiezan a mover las fichas del dominó. “La empresa está desembolsando los remanentes que traía desde hace décadas. Se está gastando 6.000 millones de dólares anuales, que es casi el presupuesto total de Medellín, y en paralelo no presenta un hallazgo de un pozo importante desde hace casi 40 años. Es como recibir una herencia y dedicarse a gastarla sin reponer un solo peso”, aquilata el ingeniero de petróleos Juan Gonzalo Castaño.
Para el exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, el presidente Petro “está pensando con el deseo”. En su opinión, el mandatario es el principal responsable de inducir el marchitamiento gradual de la marca de la iguana. “Con decisiones como el descarte de la firma de nuevos contratos de exploración, junto con los nuevos gravámenes impositivos y las trabas impuestas a la industria de los hidrocarburos, sus palabras no pasan de ser una especie de profecía autocumplida”, concluye Acosta.
Ante los riesgos, agravados por la devaluación del cambio del dólar, un grupo de exgerentes y otros expertos enviaron una carta a la Procuraduría para alertar sobre los riesgos de detrimento patrimonial en uno de los últimos movimientos de la compañía dirigida por el ingeniero Ricardo Roa Barragán. Se trata de la posible venta de la participación de Ecopetrol en un negocio que tiene desde 2019 con la Oxy en la cuenca de Permian (Texas). Para los más de 70 firmantes, la decisión tendría consecuencias nefastas: se trata de un yacimiento no convencional que aporta un 15% de la producción total de crudo (o el 11% de reservas). Y a diario suma 6,3 millones de barriles de petróleo y 25,39 millones de metros cúbicos de gas natural.
Gustavo Petro mencionó el asunto durante la entrevista con Coronell. Dijo, a grandes rasgos, que era un negocio ruinoso, porque se trata de unos campos con más gas barato que petróleo, y los costos de producción terminan por encoger los beneficios. “Le metieron dos veces conejo a Colombia”, sentenció el presidente. Juan Gonzalo Castaño asegura que el contrato no es tan catastrófico como lo pinta el presidente, ni tampoco tan favorable como sostienen los signatarios de la carta. “Ecopetrol ha asumido una carga financiera significativa, llegando a cubrir casi el 87% de la inversión total, incluyendo el 75% que correspondía a su socio. Esto implicó un pago inicial cercano a 750 millones de dólares en efectivo”.
Durante los últimos dos años, además, la rentabilidad ha caído: “Los márgenes se están volviendo muy pequeños. A pesar de producir más de un año a otro, la utilidad reportada por Ecopetrol en 2024 se redujo casi un 48% respecto a 2023. Esto indica mayores costos o menor eficiencia. En 2023, el retorno sobre capital invertido fue de alrededor del 9%, mientras que en 2024 cayó al 6%. El margen de ganancia por barril también bajó de casi 10 dólares a 5,2”, detalla el ingeniero de petróleos, que trabajó durante dos décadas en la compañía estatal.
El jefe de investigaciones en renta variable de BTG Pactual, Daniel Guardiola, opina, por el contrario, que Permian es un activo fundamental para la compañía. Recuerda que, cuando la empresa aterrizó en Texas, la producción era de cero barriles. “Seis años después, produce 115.000 diarios. Se trata de una serie de campos que generan para Ecopetrol un EBITDA [un indicador del flujo operativo] de mil millones de dólares al año, en una de las cuencas más rentables del mundo en petróleo no convencional. Lo digo con cifras: el costo para extraer un barril del subsuelo es de 5 dólares, mientras que en Colombia asciende a 12 o 13 dólares”.
Y aunque los responsables de la empresa han afirmado en sus informes operativos y de gestión que el plan para ahorrar recursos ha sido relevante, Juan Gonzalo Castaño señala que es solo un asunto cosmético. Según él, los costos en Ecopetrol se han elevado por la expansión de su aparato administrativo y salarial. Hoy, la empresa cuenta con más de 18.000 empleados directos, en una plantilla que destaca por ofrecer buenos sueldos. Para rematar, se suman asuntos de clientelismo y cuotas políticas que suelen pasar desapercibidos para la mayoría: “Un dato adicional muy preocupante es que existe una nómina de contratistas que, en períodos electorales como el que se avecina, puede llegar a las 200.000 personas”.
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