Resulta difícil determinar cuántos casos de parientes de políticos en ejercicio nombrados en el Estado son suficientes para hablar de nepotismo, pero modificar la legislación para habilitar esa práctica es, por lo menos, un indicio perturbador.
El expresidente Mauricio Macri eliminó la posibilidad de designar familiares en la administración pública, pero el Decreto 12/2023 del presidente Milei derogó esa norma y nuevamente abrió paso a tales contrataciones.
Así, el mismo día de su asunción, el 10 de diciembre de 2023, la modalidad se inauguró con el nombramiento de la hermana del Presidente al frente de la Secretaría General de la Presidencia; luego, las coincidencias de funcionarios y hermanos, parejas, hijos o primos se sucedieron: Darío Wasserman, marido de la legisladora kirchnerista devenida libertaria Pilar Ramírez, es director del Banco Nación; el hermano del vocero presidencial, Manuel Adorni, es funcionario del Ministerio de Defensa; Nicolas Scioli, director del Banco de Inversión y Comercio Exterior es hermano del secretario de Turismo, Daniel Scioli.
La familia del expresidente Carlos Menem (1989-1999) ha aportado varios exponentes y merece un párrafo especial por tratarse de discípulos del personaje de la historia argentina más admirado por el presidente Milei: Martín Menem, sobrino del exmandatario, es legislador y presidente de la Cámara de Diputados; Federico Sharif Menem, de 23 años, es el director de la secretaría privada que preside su tío; Eduardo Lule Menem, primo del diputado, secunda a Karina Milei en la Secretaría General de la Presidencia y ocupa el cargo de subsecretario de Gestión Institucional. El tío de Martín Menem, Amado Omar Menem, es el director del PAMI, el servicio médico de los jubilados, en la provincia de La Rioja.
También se registra un tándem familiar alrededor de la familia Calvella. Geraldine se hizo conocida por una cortísima y deficiente gestión al frente del Registro Nacional de las Personas durante la gestión Milei. En la actualidad es diputada libertaria y su padre, Carlos Calvella, es el responsable de ANSES de la ciudad de Saladillo, provincia de Buenos Aires.
Rodrigo Lugones, el hijo del ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, trabaja con su socio Santiago Caputo, el asesor estrella del presidente. Desde España y sin un vínculo formal, su rol es clave y discreto, centrado en influir en la comunicación y la percepción pública detrás del escenario. Probablemente, sea él quien aconseja a su padre el silencio sepulcral que mantiene ante los escándalos de corrupción ocurridos recientemente en ámbitos de su ministerio, tanto en el caso del fentanilo contaminado como en los trascendidos sobre irregularidades, sobreprecios y coimas a funcionarios ventilados por el titular de la Agencia Nacional de Discapacidad. A su vez, Santiago Caputo es sobrino del ministro de Economía, Luis Caputo.
A la lista se suma Alejandro Speroni, subsecretario legal del ministerio de Economía y ahora candidato a senador provincial. Su esposa, Eugenia Dighero, fue nombrada titular de ANSES en la ciudad de Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires.
A veces y para disimular, se suelen desplegar ciertas gentilezas entre pares: un legislador ubica en su equipo a familiares de otro y así se evita que el apellido se repita en una misma nómina. Es el caso de la senadora libertaria Vilma Bedia que, con este ardid, tuvo en el Estado a sus tres hijos, un hermano, una cuñada y una sobrina.
Volviendo a la Agencia Nacional de Discapacidad, también acogió en 2024 a Natalia Basil, esposa del consultor de campaña de los libertarios, el influyente Fernando Cerimedo. Basil, ingeniera química de profesión, está a cargo de Apoyos y Asignaciones Económicas.
Estos son algunos casos. Dirigentes políticos peronistas, amigos del presidente y parientes de los burócratas de turno tapizan las listas de candidatos y la planta de personal del Estado; no son los gestos de la “nueva política” que el público esperaba tras el desembarco de los libertarios. La extracción ideológica de ese popurrí de nombres es también digna de atención: sus orígenes resultan tan diversos que desbordan el espacio de esta columna.
Dirigentes políticos, amigos del presidente y parientes de los burócratas de turno tapizan las listas de candidatos y la planta de personal del Estado
Resulta difícil determinar cuántos casos de parientes de políticos en ejercicio nombrados en el Estado son suficientes para hablar de nepotismo, pero modificar la legislación para habilitar esa práctica es, por lo menos, un indicio perturbador.
El expresidente Mauricio Macri eliminó la posibilidad de designar familiares en la administración pública, pero el Decreto 12/2023 del presidente Milei derogó esa norma y nuevamente abrió paso a tales contrataciones.
Así, el mismo día de su asunción, el 10 de diciembre de 2023, la modalidad se inauguró con el nombramiento de la hermana del Presidente al frente de la Secretaría General de la Presidencia; luego, las coincidencias de funcionarios y hermanos, parejas, hijos o primos se sucedieron: Darío Wasserman, marido de la legisladora kirchnerista devenida libertaria Pilar Ramírez, es director del Banco Nación; el hermano del vocero presidencial, Manuel Adorni, es funcionario del Ministerio de Defensa; Nicolas Scioli, director del Banco de Inversión y Comercio Exterior es hermano del secretario de Turismo, Daniel Scioli.
La familia del expresidente Carlos Menem (1989-1999) ha aportado varios exponentes y merece un párrafo especial por tratarse de discípulos del personaje de la historia argentina más admirado por el presidente Milei: Martín Menem, sobrino del exmandatario, es legislador y presidente de la Cámara de Diputados; Federico Sharif Menem, de 23 años, es el director de la secretaría privada que preside su tío; Eduardo Lule Menem, primo del diputado, secunda a Karina Milei en la Secretaría General de la Presidencia y ocupa el cargo de subsecretario de Gestión Institucional. El tío de Martín Menem, Amado Omar Menem, es el director del PAMI, el servicio médico de los jubilados, en la provincia de La Rioja.
También se registra un tándem familiar alrededor de la familia Calvella. Geraldine se hizo conocida por una cortísima y deficiente gestión al frente del Registro Nacional de las Personas durante la gestión Milei. En la actualidad es diputada libertaria y su padre,Carlos Calvella, es el responsable de ANSES de la ciudad de Saladillo, provincia de Buenos Aires.
Rodrigo Lugones, el hijo del ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, trabaja con su socio Santiago Caputo, el asesor estrella del presidente. Desde España y sin un vínculo formal, su rol es clave y discreto, centrado en influir en la comunicación y la percepción pública detrás del escenario. Probablemente, sea él quien aconseja a su padre el silencio sepulcral que mantiene ante los escándalos de corrupción ocurridos recientemente en ámbitos de su ministerio, tanto en el caso del fentanilo contaminado como en los trascendidos sobre irregularidades, sobreprecios y coimas a funcionarios ventilados por el titular de la Agencia Nacional de Discapacidad. A su vez, Santiago Caputo es sobrino del ministro de Economía, Luis Caputo.
A la lista se suma Alejandro Speroni, subsecretario legal del ministerio de Economía y ahora candidato a senador provincial. Su esposa, Eugenia Dighero, fue nombrada titular de ANSES en la ciudad de Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires.
A veces y para disimular, se suelen desplegar ciertas gentilezas entre pares: un legislador ubica en su equipo a familiares de otro y así se evita que el apellido se repita en una misma nómina. Es el caso de la senadora libertaria Vilma Bedia que, con este ardid, tuvo en el Estado a sus tres hijos, un hermano, una cuñada y una sobrina.
Volviendo a la Agencia Nacional de Discapacidad, también acogió en 2024 a Natalia Basil, esposa del consultor de campaña de los libertarios, el influyente Fernando Cerimedo. Basil, ingeniera química de profesión, está a cargo de Apoyos y Asignaciones Económicas.
Estos son algunos casos. Dirigentes políticos peronistas, amigos del presidente y parientes de los burócratas de turno tapizan las listas de candidatos y la planta de personal del Estado; no son los gestos de la “nueva política” que el público esperaba tras el desembarco de los libertarios. La extracción ideológica de ese popurrí de nombres es también digna de atención: sus orígenes resultan tan diversos que desbordan el espacio de esta columna.
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